Gaceta Sindical Independiente / Masacre de las
Santa Bárbara
El 23 de febrero de 2022, se conmemoran 59 años de la masacre de Santa Bárbara, fecha luctuosa de la clase obrera colombiana en la cual el Estado en contubernio con los dueños de Cementos El Cairo, asesinaron a 12 personas entre ellas una niña de 10 años, María Edilma Zapata, hija de uno de los obreros. Los trabajadores presentaron un pliego de peticiones que no fue atendido por los patronos, los cuales usaron esquiroles para sacar la producción de klinker y cemento, ante lo cual los trabajadores se apostaron en la entrada y salida de las volquetas para impedir su paso. En la mañana del 23 de febrero de 1963 vieron cómo entraron volquetas llenas de soldados a la planta con la intención de sacar a la fuerza el material. La orden que tenían los soldados era la de hacer pasar las 40 volquetas cargadas “costara lo que costara”. Y así fue.
Tras 26 días de huelga, FEDETA bajo la dirección del Partido Comunista en cuya cabeza se había impuesto la conciliación y la paz con la burguesía, dividió la lucha de los obreros aceptando negociar por separado con otras empresas cementeras que también estaban en conflicto.
Como el cemento ya escaseaba, la burguesía de la construcción presionó y dio la orden de hacer pasar las volquetas así fuera por encima de los obreros. Mandato que el gobernador Fernando Gómez Martínez y el ministro de trabajo de la época, Belisario Betancur Cuartas, cumplieron a cabalidad utilizando las fuerzas armadas reaccionarias y serviles a las clases explotadoras.
Así se configuró un mortal cóctel que desencadenó en que los soldados dispararon a diestra y siniestra contra los obreros desarmados y sobre la humanidad de mujeres, niños y campesinos que se encontraban en solidaridad con la justa causa de los huelguistas ¡para favorecer los intereses de los capitalistas! Doce muertos, decenas de heridos y cientos de detenidos fue el saldo luctuoso de esta masacre cometida por la burguesía y su asesino Estado, ejecutada por el Ejército Nacional, que a la fecha continúa cometiendo crímenes contra el pueblo, fiel a su carácter reaccionario.
Hoy la planta de El Cairo que pertenecía al Grupo Argos, del monopolio GEA, cerró definitivamente bajo argumentos nada convincentes, pues en medio de la pandemia se incrementaron en un 70% las ventas de Cementos Argos, subió el precio de sus acciones en la bolsa y ahorraron dinero en mantenimientos que dejaron de hacer, según denunció el Sindicato Unitario de Trabajadores de la Industria de Materiales para Construcción, SUTIMAC Seccional Santa Bárbara.
La escuela sindical María Cano hace un fraterno y firme llamado a aprender de esta sangrienta experiencia y expone las enseñanzas que ésta histórica huelga nos dejó a la clase obrera:
Elevar la conciencia en cuanto a que el Estado es un órgano de dictadura de
clase; no se puede confiar en él cuando la burguesía está en el poder. La
masacre de Santa Bárbara demostró que el Estado de los ricos está al
servicio de los capitalistas y es capaz de desplegar todas sus fuerzas para
aplastar al pueblo trabajador.
El movimiento sindical necesita conquistar su independencia de clase y desprenderse del sindicalismo burgués manifiesto en el papel de los dirigentes de las centrales sindicales; en aquella época la UTC y CTC no se solidarizaron con la huelga porque eran afines al gobierno y no a los intereses de la clase obrera.
En la actualidad se necesita un movimiento sindical independiente que retome la Huelga como la forma principal de lucha, que rescate la Huelga de Solidaridad con la lucha de cualquier sector como expresión de la unidad de la clase obrera, y que eduque a las bases en las ideas del socialismo científico para que el movimiento sirva a la lucha general por la emancipación de la clase obrera y la liberación del pueblo colombiano.
Los obreros no pueden olvidar la necesidad de su propio partido político como expresión máxima de su independencia de clase. Un Partido que dirija su lucha por la revolución socialista y la abolición de la explotación capitalista, no un partido politiquero para engañar a los obreros.